En casa somos muy "soperos" y en cuanto empieza a hacer fresco ya tenemos la excusa perfecta para preparar ricas sopas como esta. Aunque es de verduras, a los niños les gusta, porque son sabores suaves, un poco dulce gracias a la zanahoria y es una sopa llena de color. Además, es un plato con el que podemos aprovechar esos restos de verduras que tengamos ahí muertos de risa y que no sabemos en qué usar y no nos apetece hacer en puré. Probadla, no os arrepentiréis.
Ingredientes:
2 puerros
2 ó 3 zanahorias grandes
1 ó 2 tallos de apio
2 patatas
2 ajos
1/2 cebolla
1 hoja de laurel
cúrcuma o azafrán (se puede sustituir por colorante, pero ya sabéis que yo no lo aconsejo)
sal
pimienta
1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
Estos ingredientes son los que yo considero básicos para conseguir el sabor que tanto nos gusta, pero podríais añadir hojas verdes de lechuga cortadas en titiras, 1 trocito de repollo, nabo, judías verdes...
Preparación:
Se limpia toda la verdura y se corta en trocitos (el tamaño va según gustos, a mi no me gustan demasiado pequeños, como se puede ver en las fotos, pero sí que quepan en la cuchara). Ponemos a hervir en una cazuela todos los ingredientes cubiertos con agua y dejamos cocer a fuego lento hasta
que esté hecha la verdura. El grado de cocción va según gustos, a mi personalmente la zanahoria me gusta un poco al dente y me guío por ese punto para apagar el fuego.
¿Qué puede ser más fácil que esto y encima convertirse en una cena ideal?