Una receta que debo a mi tía Sol, que vive en Francia y hace unas recetas que están de rechupete. Yo la he tuneado un poco, porque originalmente esta receta no lleva Oporto, ni almendras, ni clavo de olor y, aún así, está buenísima; pero es que a mi el toquecillo este me encanta. Ya me diréis si la probáis. Sencilla es a más no poder, así que animáos.
Ingredientes:
Un lomo de cerdo en una sola pieza (que pese entre kilo y kilo y medio)
1 litro de leche aproximadamente (real mente es la que se necesite para cubrir algo más de la mitad del lomo, que será más de medio litro, aunque no suele llegar al litro. Da lo mismo si es entera que semi, aunque con entera queda más cremoso)
1 cebolla grande o varias pequeñas
Sal
Pimienta negra recién molida
Aceite de oliva virgen extra
50 ml de vino de Oporto o similar
8 almendras crudas peladas y sin tostar
1 clavo de olor
Preparación:
Salpimentamos el lomo y ponemos en la olla rápida o en una cazuela (depende de dónde queráis prepararla) el fondo con aceite de oliva y calentamos bien para sellar el lomo por todas partes (incluídas las puntas y laterales ¿eh?). Reservamos el lomo en un plato y en el mismo aceite que queda en la olla donde hemos dorado el lomo pochamos la cebolla.
Una vez pochada la cebolla, añadimos el Oporto, el clavo, las almendras y el lomo y cubrimos hasta algo más de la mitad del lomo con leche. Dejamos cocer, si es en olla rápida durante 15-18 minutos desde que salga la segunda anilla; si es en cazuela normal, durante una hora u hora y media (pinchamos en la zona más gordita del lomo para ver si está hecho o no. Si sale sangre es que aún le falta).
Una vez hecho, lo sacamos a una fuente o a la tabla de cortar, para ponerlo luego en rodajitas. Trituramos el caldo que ha quedado, añadiendo el liquidillo que haya soltado el lomo en el plato donde lo reservamos al principio y el que suelte en la tabla donde lo cortemos antes de colocarlo en la fuente de servir, y lo servimos como salsa de acompañamiento. No os asustéis al ver el caldo, es normal que el aspecto antes de triturar sea raro, porque la leche se corta, pero no sabe ácido ni nada por el estilo, es así.
¡Bon appetit!