viernes, 16 de septiembre de 2016

Porridge

Un desayuno saludable, saciante y que a mi me encanta; así que no podía de dejar de compartirlo. También se lo conoce como gachas de avena y tiene un origen celta que hace que en escocia sea de lo más típico. Se podría hacer con agua, pero yo personalmente lo prefiero con leche. Si se quiere hacer vegetariano se podría hacer con leche vegetal y queda buenísimo.
Es una forma de comer cereal integral sin apenas darnos cuenta, porque no se parece en nada a lo que nos venden como cereales integrales de desayuno y no está cargado con todos esos azúcares que esconden estos últimos. Las avena, además de hacer que aguantemos muchas horas sin necesidad de comer, gracias a su fibra y su poder saciante, contiene proteínas, vitaminas del grupo B y E, calcio, fósforo, potasio y magnesio. Vamos, que es oro puro para ayudarnos con el colesterol, la tensión y a proteger el estómago. ¿Qué más le podemos pedir?.

Ingredientes
1 tacita de copos de avena
1 tacita de leche

Preparación
 Es tan sencillo como calentar la misma cantidad de leche y avena en una cazuela hasta que la mezcla empieza a espesar y ponerse cremosa. Como se puede ver en las fotos, al principio la leche está líquida y luego ya va como desapareciendo y quedando cremosa, de modo que si pasas la cuchara, queda el hueco en el cazo con restos de esa "papilla" de leche.
Lo ideal es comer el porridge recién hecho, calentito, acompañado de lo que más nos guste; en mi caso, hoy ha sido con un chorrito de sirope de ágave, pero se puede acompañar de arándanos, fresas, nectarina, manzana, plátano, nueces, semillas de chía, miel, canela... También se puede comer tal cual, sin necesidad de añadir azúcar ni edulcorantes ni frutas, puesto que la avena ya tiene un sabor dulzón, que al juntarse con el de la leche, resulta muy agradable.
Si sobra (porque llena bastante) se puede conservar hasta dos días en el frigorífico.

¡A cargarse de energía buena desde por la mañana!



martes, 6 de septiembre de 2016

Pollo guisado con leche de coco especiada

Se hace rapidito en la olla y deja un aroma en la casa que hace salivar según abres la puerta. La salsa queda muy suave aunque lleve curry y apenas se nota el sabor del coco, así que lo pueden tomar incluso aquellas personas a las que el coco en fruta o rallado no les gusta. Queda muy cremoso, los niños lo toman sin problema y la salsa que sobra, si no os liáis a mojar pan sin parar, se puede guardar durante un par de semanas en el frigorífico y sirve para acompañar cualquier plato de pollo. En mi caso la usé para mojar unas tiras de pollo con cereales.

Ingredientes:
Muslitos de pollo (calcular por lo menos 2 por persona)
1 cebolla
3 dientes de ajo
1/2 pimiento rojo
sal
pimienta
1 lata de leche de coco (400 ml)
canela molida
1 cucharadita de curry en polvo
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharadita de pimentón
Aceite de oliva virgen extra

Preparación:


Limpiamos los muslitos de pollo y les quitamos la piel. Salpimentamos y reservamos.
Cortamos la cebolla. los ajos y el pimiento, sin esmerarnos demasiado en el corte, porque luego lo trituraremos para hacer la salsa). Los sofreimos en la olla con un poco de aceite. Cuando estén medio hechos, en un ladito de la olla vamos añadiendo los muslitos de pollo para que se doren a fuego medio-fuerte.

Mientras, en un tazón mezclamos la leche de coco y las especias para que queden bien integradas y, una vez dorado el pollo con la verdura, los echamos a la olla y tapamos. Dejamos cocer entre 8 y 10 minutos desde que sale la segunda rayita de la olla. Apagamos y dejamos que la olla pierda presión.
Una vez podemos abrir la olla, sacamos los muslitos de la olla y batimos la salsa que ha quedado dentro (con cuidado de no salpicarnos, que quema mucho). Volvemos a echar los muslitos a la olla y dejamos que dé un hervor con la salsa ya triturada.
Servimos acompañado de arroz blanco o de patatas o lo que más nos apetezca en ese momento (a mis niños es que el arroz al microondas como acompañamiento de este tipo de platos, les encanta).

¡A comer!



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