jueves, 14 de abril de 2016

Torrijas de leche

Este año no hemos comido ni una sola torrija en Semana Santa y me había quedado con las ganas, así que como uno de estos días nos han sobrado casi enteras las barras de pan, en lugar de rallarlo me decidí a matar el gusanillo y preparar este postre de aprovechamiento tan bueno.
Especifico que son las típicas torrijas de leche, porque en casa las hacemos también con vino dulce y con anís. Las tres versiones quedan riquísimas, la verdad.

Ingredientes:

1 barra de pan del día anterior
1 litro de leche (en mi caso semidesnatada)
5 cucharadas de azúcar
1 rama de canela
La piel de un limón (sin la parte blanca)
2 huevos
Azúcar y canela en polvo para rebozar
Aceite de oliva para freir

Preparación:

Ponemos en un cazo al fuego la leche con el azúcar, la ramita de canela y la piel de limón y dejamos que dé un hervor. Es importante que la piel de limón quede finita, sin nada de parte blanca, porque si no, amarga. Apagamos el fuego y tapamos el cazo, dejando que infusionen bien la canela y el limón a la vez que se templa la leche.
Por otro lado, cortamos el pan en rebanadas de al menos un dedo y medio de grosor. Preparamos también en un plato la mezcla de azúcar y canela para luego rebozar las torrijas fritas y otro plato con papel absorbente para cuando las vayamos sacando de la sartén. Batimos los huevos en otro plato cerca de los fogones, para poder luego pasar las torrijas a la sartén más fácilmente.
Ponemos a calentar el aceite en la sartén y freímos en él unas cáscaras de los huevos que hemos batido, para que así luego el aceite no haga espuma a la hora de freir las torrijas.
Cuando la leche se haya templado y ya no nos queme, sacamos la canela y el limón y vamos empapando las rebanadas de pan de dos en dos o de tres en tres (las que nos vayan a caber de una sola vez en la sartén). Una vez que vemos que están bien blanditas, con mucho cuidado y ayuda de una espumadera, las pasamos por el huevo batido y directamente a la sartén a freir. El
aceite no debe estar humeando, sino a fuego medio. Cuando veamos que se doran por un lado, las damos la vuelta con mucho cuidado y una vez doradas por todas partes, las sacamos al plato con papel absorbente y repetimos el proceso con más rebanadas.
Mientras se van haciendo más rebanadas en la sartén y empapándose otras en la leche, rebozamos en azúcar y canela las que teníamos escurriendo y las ponemos en la fuente donde las vayamos a servir.
Hay gente que las sirve luego con almíbar de azúcar o de miel. A mi como me gustan es con un buen chorro de leche con canela de la que sobra de empaparlas, que la cuelo y la dejo reservada en un botecito. Si veis que no os ha quedado suficiente leche con canela para acompañar, infusionáis un poco más.



Se me hace la boca agua sólo de recordarlas. Que las disfrutéis.
Imprimir artículo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ir arriba