Estas semanas están siendo de locura, especialmente desde que algún desalmado incendió el cementerio de neumáticos de Seseña/Valdemoro, lo que nos ha impedido estar en casa, así que imposible dedicar un sólo minuto al blog. De forma que vengo con una receta rapidita, pero que está para no parar de mojar pan en la salsa.
La primera vez que comí un solomillo así, con salsa de queso, fue en Asturias, que junto con las fabes, el arroz con leche y sus paisajes de ensueño, no se puede dejar de visitar. Para más inri, mi suegra Mari lo prepara también muy rico, así que ¿cómo no lo iba a preparar yo en casa?. Ahora os toca a vosotros.
Ingredientes:
Un solomillo de cerdo
80 gr de queso gorgonzola
150 ml nata líquida
Sal
Pimienta negra
Aceite de oliva virgen extra
Preparación:
Cortamos el solomillo en medallones. Yo
es que suelo comprar los congelados de mercadona, que salen fenomenal de precio
y calidad, pero si lo compráis en la carnicería, que os lo den ya cortadito. Espachurramos
los medallones un poco para estirarlos y que se queden como filetitos.
Salpimentamos y doramos en una sartén con un poco de aceite de oliva y reservamos.
En la misma sartén en la que hemos hecho
el solomillo, echamos la nata y el queso en trocitos. Se puede utilizar
cualquier queso azul, un roquefort, cabrales, gorgonzola… el que más os guste.
Podéis empezar poniendo menos cantidad (unos 50 gramos) y según se vaya
fundiendo el queso en la nata, lo probáis a ver si os gusta más o menos fuerte.
A nosotros es que nos encanta esta salsa contundente y pongo casi todo el
paquete de queso. Movemos continuamente hasta que se deshaga el queso y quede
bien integrado y añadimos un pelín de pimienta negra molida. Si os queda la
salsa muy espesa, añadid más nata (los bricks pequeños suelen ser de 200 ml) y
si queda demasiado ligera, añadid una puntita de harina diluída en un pelín de
leche o nata o mejor echáis un poco de maicena exprés, que se disuelve al
momento y es una maravilla.
Ahora tenemos dos opciones: la primera,
por si hay alguien a quien no le guste el queso, como algún niño pequeño,
servir el queso en un cuenco aparte y que cada uno se lo eche encima de los
filetitos; o bien, añadir los filetitos a la sartén y dejar que den un hervor
con la salsa antes de servir.
De acompañamiento, lo que prefiráis; en
mi casa, patatas y pan para mojar, que esta salsita ¡no se puede dejar en el
plato!.
Espero que os guste.
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